Jugadores del Nacional alzando la Copa Águila en el Metropolitano.
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Hansel Vásquez

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Junior sepultó su última esperanza del año: perdió la Copa ante Nacional

Andrés Ibargüen marcó el único gol del partido.

Junior de Barranquilla cosechó su último fracaso del año, al perder la final de la Copa Águila en el estadio Metropolitano por 1-0 y dejar el global por 3-1, en un duelo que terminó con desórdenes en la tribuna.

El arranque del duelo estuvo marcado por la afición, que como no hacía muchos meses, se volvió nuevamente a las gradas del estadio Metropolitano para tratar de empujar a Junior a un triunfo que al menos subiera la moral.

Pero las cosas en el libreto, desde muy temprano no fueron las esperadas. En seis minutos, Miguel Ángel Borja ya había tenido dos oportunidades que dilapidó con sendos disparos que se fueron por fuera del arco.

De otro lado, Junior no pasaba de las intenciones. Dominaba la pelota en su propio campo, pero era muy poco lo que podía construir para tratar de vulnerar el arco de Franco Armani, que fungió de espectador durante buena parte de la primera etapa.

Ante esto, la afición solo podía gritar y empujar desde las gradas. Esa era la única forma de exorcizar, sí puede llamarse así, la impotencia que sentían en sus asientos.  

Pero las malas noticias no se hicieron esperar. En una jugada defensiva, Luis Narváez pisó mal el terreno de juego y terminó comprometiendo su rodilla. Una lesión que lo sacó del partido y obligó a un primer cambio.

A los 31 minutos llegaría el baldado de agua fría, en un contragolpe que se precipitó desde la derecha en una jugada donde quedó lesionado Iván Vélez. En ese instante, Nacional armó un contragolpe fulminante que terminó en un desborde por izquierda de Orlando Berrío para que en el segundo palo definiera un punzante Andrés Ibargüen.

De allí en adelante, Nacional puso el ritmo del partido a su antojo. Fue muy poco lo que logró generar en materia ofensiva el cuadro rojiblanco, ya diezmado por las dos lesiones sufridas.

Al descanso el clima era tenso. Los que al inicio coreaban con apoyo incondicional, hicieron sentir su desesperación. La presión era inmensa para la escuadra rojiblanca que tenía que salir a revertirlo todo en la segunda mitad.

El tiempo complementario era la última esperanza para poder voltear la historia del partido.

En solo cuatro minutos, Vladimir Hernández estuvo cerca de impulsar la esperanza cuando logró penetrar por el costado pero su remate se fue abierto por el segundo poste.

Los minutos pasaban, pero el marcador no se modificaba. Giovanni Hernández optó por mandar a su única carta para intentar revertir la situación: ingresar a Édinson Toloza.

El atacante intentó devolver el gesto a su adiestrador, con un mano a mano en el cual definió ante Armani y su disparo fue evacuado de la raya por el defensor Alexis Henríquez, cuando transcurría el minuto 73 de las acciones.

Al final el reloj no dio para más. A dos minutos del final del partido, Luis Sánchez debió suspender las acciones momentáneamente mientras el grupo antimotines controlaba los brotes de desorden en la tribuna norte.

Tras esto, llegó el silbatazo final y cayó encima de Junior la última palada de arena para sepultar en la tumba del olvido a las esperanzas que se sembraron al inicio del semestre, y que comenzaron a morir una a una con las acciones desacertadas de la directiva, que pasaron desde la falta de refuerzos, hasta presionar para la salida de Alexis Mendoza.

El último acto de este funeral de ilusiones será el próximo domingo, cuando termine su participación en la Liga Colombiana. Se esperan desde la próxima semana, noticias entorno al equipo.

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